Aunque la excursión de hoy nos debería haber llevado hasta el valle de lana, las previsiones meteorológicas, la distancia y el cambio de hora, nos han hecho desistir, pero no nos hemos quedado en casa. Desde Osakar subimos hasta Harriaundi, visitando los restos de un monasterio, pasando después al vecino Urrutxaga y volver a Osakar.
Comenzamos nuestra ruta en el pueblo de Osakar, desde la primera casa abandonando el pueblo sale una pista a la derecha, que rápidamente empalma con la cañada de las provincias. Seguimos este nuevo camino que va dando la vuelta al pueblo hasta llegar a un nuevo cruce.
En este cruce giramos a la izquierda y continuamos por esta nueva pista en ligero ascenso. En el siguiente cruce de caminos continuaremos por el de la izquierda que desciende hacia una borda. En esta ocasión el camino estaba excesivamente embarrado y descendemos un poco mas adelante y vamos bordeando el camino.
Este camino nos lleva hasta las faldas de Harriaundi, en este punto sin camino claro comenzamos el ascenso hacia un árbol solitario. Ya nos vamos acercando a la alambrada junto a la que vamos ascendiendo hasta alcanzar el collado. En este punto un paso permite el paso de la alambrada.
Una vez pasada la alambrada llegamos a lo que parece un túmulo, y rápidamente el camino se adentra en el bosque. El tramo del bosque hay que disfrutarlo es un tramo precioso, un montón de piedras nos anuncian la salida del bosque.
Solo nos queda el ultimo esfuerzo para llegar a la cima, que la alcanzamos sin dificultad. Foto de grupo y a visitar los restos del antiguo monasterio que existe en la cima. En días despejados las vistas son magnificas, no es el caso de hoy.
Almorzamos resguardados por las paredes del monasterio. Después de reponer fuerzas comenzamos el descenso, utilizamos el mismo camino para llegar al collado.
Una vez en el collado comenzamos el ascenso a Urrutxaga, caminamos por el cordal hasta alcanzar la cima y sin pausa seguimos para comenzar el descenso hacia una visible antena.
Junto a la caseta que cerca de las antenas salimos a la pista que nos llevara hasta Osakar.
Muy cerca de donde nos desviamos en la subida encontramos una yegua con su potro recién nacido y somos testigos de como se pone en pie por primera vez. Dejamos trabajar a los ganaderos y proseguimos nuestro camino.
Al llegar al cruce de pistas continuamos recto, para adentrarnos en el pueblo, recorrerlo y volver al lugar de inicio.
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